El Parque Nacional del Teide es un paraje que merece la pena conocer por el extraordinario conjunto de formaciones volcánicas, por el gran valor de la biodiversidad que alberga y por la historia que contiene. Os recomiendo que os adentréis de lleno en este paraje a través de la ruta de las Siete Cañadas:
El camino es de trazado sencillo y sin complicación, salvo la altitud para aquellos a los que esto pueda suponer un problema, o la duración de la ruta (16 km y unas 4-5h de pateo) si no estáis acostumbrados.
Es de aquellas rutas ideales para hacerlas al atardecer, cuando su luz tenue te permitirá disfrutar del contraste de colores del paisaje volcánico y sufrirás menos la alta insolación (importante llevar bastante agua, gorra y protección solar). Además, si calculas bien el tiempo del recorrido y lo terminas cuando ya haya anochecido, podrás mirar al cielo y quedarte maravillado por la cantidad de estrellas.
Es una ruta que te sumerge en el origen del las Cañadas del Teide. Paso a paso, el sendero nº 4 (Red de senderos del Parque) te adentrará en el Circo de Las Cañadas del Teide, donde sus paredes quedaron como cicatrices de las diferentes fases de formación de las Cañadas; son un apilamiento en capas que recogen la historia de más de 3 millones de años de actividad volcánica.
La última fase, la que dio origen a la Caldera de las Cañadas y cuyas teorías han generado mucha controversia y discusión, se remonta a hace 180.000 años. En ese momento, el Circo de las Cañadas formaba parte de la estructura de un gran estratovolcán de más de 5000m de altitud. Según la teoría, actualmente aceptada, éste enorme estratovolcán, inestable, sufrió un colapso y se produjeron deslizamientos gravitacionales de materiales, a modo de avalancha, que dieron lugar a la formación de los Valles de Güimar y de La Orotava.
Tras estos hechos, el interior de la gran caldera resultante continuó con procesos eruptivos de diferentes tipos y materiales, que la fueron rellenando y que dieron lugar a la formación del nuevo estratovolcán Teide-Pico viejo.
Hoy por hoy, el Circo de la Cañadas del Teide, con su forma elíptica de 45km de circunferencia y 17km de eje mayor, es una de las mayores calderas del mundo.
Flora y fauna en el camino de las Siete Cañadas
Las Siete Cañadas te permitirá disfrutar y conocer parte de la flora propia de las Cañadas del Teide. El proceso de colonización sobre un sustrato volcánico y la adaptación a un clima de alta montaña han sido determinantes en el desarrollo de una flora característica, llena de endemismos.
La vegetación que te encontrarás presenta características adaptativas como son: las formas semiesféricas, la reducción del tamaño de las hojas, la superficie pilosa de las mismas y una alta producción de flores. Esto último podrás disfrutarlo si decides hacer la ruta en primavera.
Del mismo modo, prestando un poco de atención, observarás parte de la fauna del parque. Aunque el número de especies de vertebrados es reducido (apenas llega a 30 sp), varias de ellas son endémicas también.
Lo más frecuente de ver son algunas aves y el lagarto tizón, pero el hecho de hacer la ruta al atardecer te puede deparar alguna sorpresa más, como distinguir en las laderas de las cañadas un grupo de muflones o ver revoloteando murciélagos cuando el sol casi ha desaparecido.
Ahora bien, lo que realmente abundan son las especies de invertebrados, de las que más de 700sp son solo de insectos y en su mayoría endémicas. Durante la primavera, muchas se verán atraídas por la exuberante floración, pero la más común que te encontrarás es la abeja (Apis mellifera) de las que se obtiene la “miel de Retama o de Tajinaste”.
La ruta cañada a cañada
Se trata de un camino con historia.
El sendero atravesará siete cañadas, que son planicies de origen sedimentario que acumulan el material erosivo de las paredes de la Caldera y que permiten el paso entre los materiales volcánicos. Antaño fue usado como camino de trashumancia o paso de ganado, formando parte del antiguo “Camino Real de Chasna”.
Existen numerosas descripciones sobre la ruta que podéis encontrar en la red, pero a mí, de entre las que he podido leer, me gustaría destacar la que realiza Francisco Fariña por su detalle. Por mi parte, añadiré algunas notas más sobre ella:
Iniciando el camino desde el Centro de Visitantes, la primera cañada destacada es la de Diego Hernández, que recibe su nombre por del último pastor que por allí pasó.
Aquí, podrás ver en la pared de la caldera capas de color claro que son de piroclastos blancos (pumitas), intercaladas con coladas negras, llegando el conjunto a una altura de 200m; constituyen el edificio de Diego Hernández. También podrás ver que, verticalmente, la atraviesan diques negros. Éstos fueron puntos de emisión y terminan en el cono piroclástico de Montaña Colorada o Pico Chiqueras(2365m), originado por el vulcanismo de la Cordillera Dorsal.
El paso a la siguiente cañada, la de las Pilas, lo marca una cicatriz en la pared que recibe el nombre del Risco Verde (2315m). Se trata de una falla, resultado del deslizamiento de los materiales que formaron el Valle de la Orotava, que quedó rellena posteriormente por materiales emitidos por el volcán Diego Hernández.
A partir de aquí, entramos a la Cañada de las Pilas junto al risco o edificio de Las Pilas (2245m), un apilamiento de coladas basálticas (de color oscuro) en la parte baja y coladas de fonolitas (color ocre) en la parte superior. Se vuelven a ver también capas de piroclastos blancos intercaladas y, atravesando verticalmente, diques basálticos (oscuros) y fonolíticos (grises).
Ascendiendo suavemente, la pista te lleva hasta una parte más estrecha, la Cañada de la Angostura donde afloran los materiales más antiguos del Parque. La Montaña de la Angostura (2382m) y el malpaís, “Monturrios de la Angostura”, flanquean esta estrecha cañada que da paso a la Cañada de la Grieta.
La Cañada de la Mareta se encuentra en la base de la Montaña Guajara (2715m), un escarpe fonolítico con intercalación de piroclastos blancos. Al lado derecho de la cañada aparecen “morreras” laterales de las coladas del Volcán del Sanatorio y cerrando al sur de esta cañada, se encuentra el Roque del Rosal, también de tipo intrusivo como el Roque del Agua.
En las inmediaciones de este lugar se encuentran las antiguas instalaciones del Sanatorio, las llamadas “Casetas de los alemanes”, antiguas edificaciones con fines curativos para enfermedades contagiosas y respiratorias, dado las beneficiosas particularidades atribuidas al clima de Las Cañadas del Teide.
La Cañada de la Mareta da paso a La Cañada del Capricho, caracterizada por las formaciones rocosas de formas “caprichosas” debido a la erosión sobre materiales de diferentes resistencias. Dichas formaciones rocosas, “el Capricho”, están formadas por capas de piroclastos sálicos, con alteraciones hidrotermales tipo azulejo (color amarillo-ocre y menos dureza) y atravesados por diques basálticos (color negro y mayor dureza). Estas formaciones rocosas son frecuentadas por aficionados a la escalada por las posibilidades que les brinda.
Todo este conjunto son las Siete Cañadas, una ruta estupenda que te permite conocer un poco más del Parque Nacional del Teide y disfrutar de su paisaje volcánico.
¡Espero que te guste!
Actividades que te pueden interesar:
Maravillosa descripción! 🗻
Muchas gracias Cori! Me alegra que te haya gustado!