La Palma, la «Isla Bonita» muestra un encanto especial a través del contraste de sus verdes montes, sus escarpadas cumbres y su fuerza volcánica. Fuerza volcánica que late activa hacia el sur de la isla, donde reposa el volcán de Teneguía, en un paisaje de lava que se extiende hasta el mar, en esta tierra de Fuencaliente, alumbrada por su faro y cubierta por la sal de sus salinas. Un hermoso enclave isleño que te invito a conocer.
Un paseo entre volcanes

Cumbre Vieja se extiende por toda la dorsal de la isla, atravesándola desde el área pre-parque del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente hasta los Canarios, y el Monumento Natural de los volcanes de Teneguía engloba al conjunto de conos volcánicos de la punta sur de la isla.
En los Canarios, antes de adentrarte en el sendero que te llevara por entre los volcanes, encontrarás el Centro de Visitantes del Volcán de San Antonio, donde te explicarán de forma amena los procesos vulcanológicos que han dado origen a la formación de esta hermosa isla.
Tras la visita al Centro de Visitantes, tu primer acercamiento a esta área volcánica será tomando la senda que te llevará bordeando parte del cráter del Volcán de San Antonio, hasta su punto más alto (667 m).
Este volcán de San Antonio por donde caminas, estuvo en erupción en 1677 y la lava de una de sus bocas sepultó la llamada «Fuente Santa«, un manantial que dio nombre al municipio por sus cálidas aguas medicinales que manaban próximas a la costa, en la Punta de Malpique. ¿A que impresiona un poco?
El hermoso cráter del volcán de San Antonio, de aproximadamente 350 m de diámetro y 200 m de profundidad, presenta una curiosa población de pino canario (Pinus canariensis) en su interior perfectamente adaptado a su inestable sustrato de picón o lapilli, y desde su borde te brinda unas hermosas vistas panorámicas del lugar.
Las vistas te mostrarán, por un lado, las laderas occidentales de la isla que descienden hacia el mar. El pinar en su cota más alta se va sustituyendo ladera abajo por las viñas que brotan del suelo volcánico, y que producen las uvas que darán lugar a los vinos de Fuencaliente. Entre este paisaje distinguirás los núcleos urbanos de Los Quemados y las Indias, y ya más próximos al mar, lo cultivos de plataneras que toman el relevo en este singular paisaje.
Si diriges tu mirada hacia la cumbre, podrás intuir el trazado de la dorsal, el área que corresponde al Parque Natural de Cumbre Vieja por donde discurre parte del sendero de gran recorrido GR 131, en su etapa desde Fuencaliente hasta el Refugio del Pilar, o también conocido como la Ruta de los Volcanes. Este sendero, en el punto donde te encuentras, pasa rodeando el volcán de San Antonio y, si te fijas, podrás ver como continúa hacia el volcán de Teneguía, hasta terminar o comenzar (según el sentido que prefieras) en el Faro de Fuencaliente, otra de las vistas que puedes disfrutar desde el Volcán de San Antonio.
Ahora te toca decidir como quieres continuar tu paseo entre los volcanes. Por un lado puedes tomar la parte de la Ruta de los Volcanes que desde ahí te llevará hasta el volcán Teneguía, pasando cerca del Roque Teneguía y de la Montaña del Mago, hasta terminar en el Faro de Fuencaliente, o bien hacerlo en coche por carretera y pista, acercándote hasta donde te permite la misma y ascendiendo a pie al cráter del Teneguía.
Desde lo alto del volcán podrás ver las coladas de lava que se dirigieron hacia mar, pasando cerca de Las Salinas y del Faro y que más bien parece que quisieran evitarlos. Hacia el oeste distinguirás los cultivos de plataneras en la costa y las coladas del volcán de San Antonio hacia la Fuente Santa.
Los tonos rojizos y negros de los materiales volcánicos se verán salpicados por la tímida vegetación que trata de abrirse camino en este inhóspito terreno. En él crecen matorrales como el arrebol (Echium brevirame), el tomillo burro (Micromeria herpyllomorpha) o las vinagreras (Rumex lunaria), endemismos como el cabezón (Cheirolophus junonianus, en el Roque Teneguía), retamas (Retama rhodorhizoides) y tabaibas (Euphorbia obtusifolia) o líquenes adheridos a la rocas, como la llamativa Xanthoria spp, entre otras especies vegetales.
Continuando la ruta del GR 131 o por la carretera, llegarás finalmente al siguiente punto de tu visita, el Faro de Fuencaliente y las Salinas.
Los Faros y las Salinas, un pintoresco paisaje costero
El faro antiguo fue construido a principios de s. XX, utilizando para su edificación piedras traídas de Arucas (Gran Canaria) lo que lo convirtió en una edificación singular. Torre y vivienda del farero juntas, resistieron, aunque con daños, los envites de los terremotos que tuvieron lugar en 1939, procedentes del volcán de San Antonio. Diez años después, los temblores previos a la erupción del volcán de San Juan volvieron a afectar a la edificación y, en 1971, la erupción del Teneguía parecía que iba a acabar destruyéndolo. Curiosamente, las lavas del volcán se detuvieron a 200 m y acabaron rodeando el conjunto formado por el faro y las salinas.
No obstante, con la edificación afectada por todos estos hechos, se decidió construir el nuevo faro (1985) que actualmente está en funcionamiento. Este nuevo faro se alza con su torre pintada a bandas blancas y rojas junto al antiguo faro, hoy restaurado y convertido en sede del Centro de interpretación de la Reserva Marina de la Isla de La Palma y del Museo del Mar. Ambos forman una curiosa estampa.
Junto a los faros encontrarás, por un lado, el refugio de pescadores y la pequeña playa de arena negra donde poder darte un merecido baño y disfrutar del lugar, y por el otro lado, las salinas con sus tonalidades rojizas y blancas, armonizando con la roca volcánica y el azul del mar.
Las salinas de Fuencaliente fueron construidas en 1967, como empresa familiar, con la idea de abastecer de sal a la isla. Siguiendo el modelo de salinas de Lanzarote, los distintos elementos que la componen (cocederos, tajos, etc) cuentan con un componente esencial, el barro, que hace las funciones de unión, aislante e impermeabilizante.
Cuando pasees por las salinas te irás encontrando con las distintas estructuras que la componen y que hacen posible su forma de funcionar. Están los tomaderos o zona de captación del agua, los cocederos, situados a diferente nivel y de diferentes dimensiones que recogen el agua y de forma gravitacional la pasan de unos a otros, y por último, los tajos o salinas que es donde se produce finalmente la blanca sal.
Mientras pasees por ellas, podrás apreciar el rojizo de las aguas de los cocederos. Esta tonalidad del agua es debida a los diferentes organismos que encuentran en ellas su entorno ideal de desarrollo: la artemia salina y la microalga Dunaliella salina. Ambos son elementos esenciales del ecosistema creado en torno a las salinas; lugar donde se dan cita, bien para descansar, alimentarse en los cocederos o criar, hasta 50 especies de aves migratorias. Así, puede ser que te encuentres con chorlitejos, correlimos, vuelvepiedras, andarríos, o con algunas rarezas como flamencos y tarros blancos.
Todas estas características que te cuento le han valido a este lugar el ser considerado como Sitio de Interés Científico (1994) y de gran valor cultural. El sol, el viento, el basalto de las rocas volcánicas y el mar se han unido en este enclave dando lugar a uno de los paisajes más pintorescos, hermosos y lleno de contraste de la Isla de la Palma, la isla Bonita.
¡Espero que te guste y que lo disfrutes!
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