En San Carlos de Bariloche
Un buen inicio para una andadura por tierras patagónicas es San Carlos de Bariloche, la turística ciudad de Río negro (Argentina) que te abre las puertas a estas especiales tierras a través del Parque Nacional Nahuel Huapi, con sus cerros, sus lagos, sus bosques y estepas.
San Carlos de Bariloche, situada en la orilla sur del lago Nahuel Huapi, es la ciudad más poblada de la Patagonia Argentina. En ella encontrarás numerosas actividades que realizar para conocer el Parque Nacional Nahuel Huapi (trekking, cabalgatas, kayak, deportes de invierno, etc), alojamientos de distinto tipo según lo que busques (hoteles, estancias, cabañas, etc) y restaurantes donde degustar la gastronomía del lugar.
Además te permitirá conocer parte de la historia de esta región a través de sus museos, como es el Museo de la Patagonia, disfrutar de su ambiente, degustar su tradición chocolatera o probar otros productos como su cerveza artesanal o el helado de fruto del calafate. Pero sin duda, lo mejor que encontrarás en este lugar es el entorno natural que lo rodea.
Paisaje de lagos y montaña del Parque Nacional Nahuel Huapi
A tu llegada a San Carlos de Bariloche, lo primero que verás y te maravillará es, sin lugar a dudas, el lago Nahuel Huapi. Este será tu primer contacto con el Parque Nacional del mismo nombre.
Este lago impresiona por su dimensiones y por el azul oscuro de sus aguas batidas por el oleaje. Más pareciera que se tratara del mar que de un lago, aunque se distingan las tierras y montañas de la otra orilla. Esa fue la maravillosa sensación que a mí me produjo.
Así, te encontrarás ante un impresionante lago de origen glaciar que ocupa unos 557 km2, con sus siete brazos, sus islas y penínsulas, una profundidad de más de 400m, alimentado por las aguas del deshielo y del que nace el río Limay que lo desagua hacia el Atlántico.
Entre las actividades que puedes realizar en el lago está la navegación, que te permitirá apreciar sus sinuosas orillas y acercarte a alguna de sus islas, como la isla Victoria (la más grande) o la isla Huemul. Otras posibilidades son la navegación con kayac o incluso el buceo.
Ya puestos a tener una visión mayor de la extensión del parque nacional (hablamos de unas 710.000ha) lo mejor es subir a un punto alto y apreciar las vistas. Para ello, puedes ascender hasta el cerro Campanario (1050m), ya sea a pie o en el telesilla. Ambas opciones parten de la base del cerro y es bueno saber que si decides hacerlo a pie, aunque la ruta sea toda en pendiente, solo te llevará unos 30min llegar a la cumbre y disfrutar del paisaje desde sus miradores.
Desde el cerro Campanario disfrutarás de un impresionante y hermoso paisaje, los lagos, cerros y bosques del P.N. Hahuel Huapi se muestran con todo su esplendor. Si es temporada de invierno, el paisaje estará teñido de la nieve que lo cubre y en verano, el verde de los bosques y el azul del lago serán los que dominen. En cualquiera de los casos las vistas no te dejan indiferente.
Observando el parque nacional desde este punto elevado podrás apreciar dos de los ambientes que conforman el parque, resultado del gradiente altitudinal (500-3500m) y del gradiente oeste-este (cordillera Andes como límite oeste).
Así, distinguirás la zona altoandina que corresponde con las zonas de alta montaña: son los cerros, hielos y glaciares, donde el clima es duro y riguroso, con una vegetación de plantas rastreras y arbustos compactos, y los dominios del cóndor andino.
La otra zona se extiende por las laderas hasta las orillas de los lagos, apareciendo en este sentido el bosque húmedo (valdiviano) y el bosque andino-patagónico (o de transición). Esta zona presenta abundantes precipitaciones que van reduciéndose a medida que se aleja de la cordillera andina hacia la zona de estepa. Los siempre verdes coihues, las lengas, los ñires o las nalcas son parte de la vegetación dominante de esta zona, dando refugio al huemul, al pudú o al gato huiña entre otros. Los lagos, ríos y lagunas acogen a otros habitantes como el huillín, el cormorán imperial o el pejerrey patagónico.
Las vistas desde el cerro Campanario al lago Nahuel Huapi, al lago Moreno o la laguna Trébol y la isla Victoria o bien a los cerros Otto, López, Catedral y demás, harán que te desborden las ganas de navegar por los lagos o de recorrer alguna de las muchas rutas que atraviesan el parque.
La red de senderos (zona norte o sur por ejemplo) es extensa y te ofrece muchas posibilidades. De entre las rutas, la más clásica es la que te acerca al cerro Tronador, la montaña-volcán más alta del parque (3491m) del que nacen siete glaciares. Uno de ellos, el ventisquero negro, tiene sus hielos teñidos de ese color por los sedimentos que arrastra.
Un parque dentro de otro parque, el Parque Nacional de los Arrayanes
Una visita de culto dentro del entorno del P.N Nahuel Huapi es al Parque Nacional de los Arrayanes. Este se encuentra en la península de Quetrihué bañada por el lago Nahuel Huapi. La diferenciación de esta zona como parque nacional de forma independiente del P.N. Nahuel Huapi tiene el sentido de proteger a la especie arbórea que le da nombre, el Arrayan.
La forma en que podrás acceder a este parque es mediante la navegación por el Nahuel Huapi hasta el Puerto Arrayanes, o bien por carretera desde San Carlos de Bariloche hasta la Villa Angostura (RN 237 y 231).
Aquí disfrutarás del bosque andino-patagónico con sus cipreses, cohiues, laureles, etc pero sin duda, lo más esperado de este lugar es el bosque de arrayanes, cuyas características en este lugar lo hacen único en el mundo por su pureza y extensión (20ha).
El arrayán, árbol de la familia de las mirtáceas, longevo y de crecimiento lento, presenta una corteza fría y suave de color canela que atrae inmediatamente a tocarla y sentirla. Sus hojas son perenes, pequeñas, brillantes y verdes, y sus flores blancas parecidas al azahar, desprenden un agradable aroma.
En otros lugares, su porte es más bien arbustivo pero aquí llegan a alcanzar los 15m de altura, inundando todo el bosque con sus aromas y colores canela y blanco. ¡¡Un lugar para los sentidos!!
Un paseo por la estepa patagónica
Para completar la visita a esta parte de las tierras patagónicas no te puedes quedar si hacer un pequeño recorrido por la zona de la estepa. Ambiente este de pequeñas montañas, mesetas y cañadones cubiertos por pastizales, arbustos y matorrales adaptados a la escasa lluvia y al azote del viento.
Un lugar próximo a San Carlos de Bariloche (40 km) donde podrás sentir este entorno es la Laguna de los Juncos. Declarada Reserva de vida Silvestre, la Laguna de los Juncos es de gran importancia por las especies de flora y fauna autóctona que alberga. Un lugar para las aves migratorias (hasta 80 especies), las águilas, los cóndores, el huillín,.o de flora como el neneo, el coirón amargo o el abrojo. Llegar a ella también es posible en un mítico recorrido en el Tren Histórico a Vapor (1912) desde San Carlos de Bariloche.
Desde la Laguna de los Juncos puedes continuar hacia el cerro Elefante. Este cerro rocoso de origen volcánico es el lugar de anidación de cóndores y águilas moras, y sus vistas te dejaran ver la Laguna del Junco en toda su extensión y el cañadón del río Vallas.
Solo te llevará una hora de ascensión y merecerá la pena ver el majestuoso vuelo del cóndor desde allá, respirar profundo y sentir que estás en la Patagonia.
Estas han sido las pinceladas a uno de los hermosos lugares que forman las tierras patagónicas y que por mucho que uno lo intente transmitir, las sensaciones que producen son tan profundas y personales que es la propia experiencia la que te las dará.
Mi intención es despertarte la curiosidad por esta tierra y que tú mismo te animes a conocerla si tienes la oportunidad. ¡No te defraudará!