Tupidas láminas entremezclan sus tonalidades pardas con el azul de las aguas y los tímidos reflejos de luz que pelean por penetrar desde la superficie. Entre ellas, secretos de vida que como en un bosque misterioso tratan de pasar desapercibidos…Buceando entre Bosques de Kelp.
El Santuario Marino de Bahía de Monterrey es una gran área marina protegida que se extiende a lo largo de la costa central de California. Es uno de los santuarios marinos más grandes, ocupando una superficie mayor que la del propio Parque Nacional de Yellowstone.
En esta extensa área marina protegida se encuentran los mayores cañones submarinos de América del Norte, así como ambientes oceánicos próximos a la costa, zonas costeras de fondos rocosos y arrecifes, fondos de arena o tranquilos estuarios. Todos estos ambientes proporcionan hábitats a una increíble biodiversidad de especies marinas, tanto de fauna como flora, lo que le ha valido la consideración como el «Serengeti del Mar». Y es dentro de este conjunto de biodiversidad donde encontramos el complejo e impresionante ecosistema de los bosques de algas marinas o Bosques de Kelp.
El buceo es una de las actividades recreativas que se permiten dentro del Santuario Marino de Bahía de Monterrey (también se puede hacer kayak, navegación o surf) y los puntos de buceo más populares son las zonas del Rompeolas en Monterrey, Lovers Point en Pacific Grove, los pináculos en Bahía Carmel, las cuevas Whalers y Bluefish en Point Lobos o las playas de San Carlos y McAbee. Las aguas son frías con una temperatura media/anual entorno a los 10ºC por lo que es recomendable bucear con traje seco o de 7mm. De entre estos puntos de buceo populares, las cuevas de Whalers y Bluesfish y la playa de McAbee son lugares donde sumergirse para explorar los increíbles BOSQUES DE KELP:
Sobre el duro sustrato rocoso emergen hasta la superficie las gigantes algas pardas Macrocystis pyrifera (Kelp gigante) y Nereocystis luetkeana (Kelp cabeza de toro), formando un denso bosque submarino lleno de vida. Crecen rápido, hasta 45 cm/día, para poder hacer frente a los estragos de las tormentas y de los grandes fenómenos meteorológicos como el Niño, que las desgarran o arrancan. También se ven afectadas por las estaciones, al igual que si de un bosque terrestre se tratara.
Nereocystis luetkeana , la más resistente a las corrientes y los movimientos de aguas, es la que domina en las áreas más expuestas, mientras que Macrocystis pyrifera ocupará zonas de aguas más tranquilas, con menos corrientes. Ambas abarcan profundidades que van desde los 2 a los 30 m.
Desde los rizoides o discos de fijación, que fuertemente fijan a estas algas gigantes a las rocas, hasta las láminas de talo, que surgen del estipe a modo de hojas, flotando entre las aguas con la ayuda de los neumatocistes (vesículas llenas de gas) y llegando hasta la misma superficie del agua formando un dosel; en cada rincón de toda esta estructura encuentran cobijo y fuente de alimento numerosos organismos marinos.
Asociadas a nuestras dos protagonistas del Kelp crecen también otras especies de algas formando lo que sería una especie de «sotobosque». Las especies que predominen dependerá de factores como lo expuesta que sea esa zona a movimientos y corrientes de agua, las estaciones o la densidad del Kelp y la cantidad de luz que consiga penetrar. Algunas de las que puedes encontrar son algas pardas de cierto porte como Pterygophora californica y Eisenia arborea , algas rojas cespitosas o coralinas articuladas como Bossiella spp o Calliarthron spp, u otras especies como Cystoseira osmundacea, Chondracanthus corymbiferus o Dictyoneurum californicum.
Todo este conjunto de gigantes algas y su sotobosque forman el refugio perfecto para la fauna, tanto a nivel de sustrato como a media agua o en superficie. Así, entorno a los rizoides o las algas coralinas se forman microhábitats para numerosas especies de invertebrados de diferentes grupos, como son los gusanos poliquetos, cangrejos decápodos, moluscos gasterópodos o las estrellas de mar.
Fuera de los rizoides, sobre los espacios libres de las rocas conviven esponjas, tunicados, anémonas, corales y briozoos, y sobre las mismas láminas del talo de las algas se pueden encontrar isópodos, como el Pentidotea resecata, y briozoos como Membranipora tuberculata. También flotando o nadando en la columna de agua, entre las algas, se encuentran un diverso conjunto de especies planctónicas como son las medusas, crustáceos y larvas de peces.
Herbívoros como los erizos de mar encuentran aquí una abundante fuente de alimentación ramoneando las algas, sobretodo a nivel de la base y discos de fijación. Otras especies, como los gasterópodos Chlorostoma brunnea, pastan lo largo de todo el talo de las algas.
Los Bosques de Kelp son además el refugio y una fuente de alimento para numerosas especies de peces. Los hay pelágicos que nadan entre el dosel de algas, como la señorita (Oxyjulius californica), la perca (Brachyistius frenatus), el herrero (Chromus punctipinnus), juveniles de los peces de roca (Sebastes atrovirens), etc. Su abundancia y diversidad viene asociada al estado de los Bosques de Kelp. El deterioro de los mismos o su reducción hace que esta diversidad se vea disminuida.
También los mamíferos marinos y las aves se dan cita en este ecosistema. Las focas de puerto (Phoca vitulina) y leones marinos de California (Zalophus californianus) son comunes en y alrededor de los Bosques de Kelp donde buscan peces con los que alimentarse. También se han observado ballenas grises (Eschrichtius robustus) que entran en los Bosques de Kelp para escapar de la depredación de las orcas o para alimentarse de invertebrados, como de los boom de crustáceos pelágicos.
Pero los mamíferos marinos que más se relacionan con estos Bosques de Kelp son las nutrias marinas. Estas se alimentan de invertebrados asociados a los bosques de algas y también encuentran refugio en ellos ante la depredación de los tiburones blancos y las tormentas de invierno, o como zonas de cría. Su papel es además clave para mantener el equilibrio del ecosistema, ejerciendo un control sobre la población de erizos que ramonean sobre las algas.
En cuanto a las aves marinas, lo Bosques de Kelp les proveen de una gran fuente de invertebrados y peces, así como un refugio ante tormentas. Por ello, es común que se observen gaviotas, garzas blancas, garzas reales y cormoranes, entre otras especies. Asociadas a las algas a la deriva, tras ser arrancadas por una tormenta, están los falaropos que se alimentan de plancton y larvas.
Como ves, un ecosistema de lo más diverso y complejo pero también delicado. La sobreexplotación del Kelp como recurso, la sobrepesca o desequilibrios que hagan proliferar especies que puedan interferir en el crecimiento o dispersión de las algas (ej. erizos), la contaminación marina por aguas residuales o vertidos,… son peligros a los que se enfrentan y de los que hay que protegerlos. A su vez, todavía quedan muchos aspectos de su composición, funcionamiento o interacciones que se deben estudiar y comprender. De ahí la finalidad y la importancia de la creación de los santuarios o áreas marinas protegidas que aseguren la protección y el estudio de estos ecosistemas.
En definitiva, los Bosques de Kelp del Santuario Marino de Monterrey son bosques que explorar y conocer. Bosques donde perderse buceando, observando su inmensidad al tiempo que sus detalles. Bosques submarinos que conservar.
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