El barranco de Masca es uno de los lugares más hermosos y espectaculares del Parque Rural de Teno (Tenerife), y actualmente una de las rutas más populares que se realizan en la isla.
Un entorno antaño aislado y casi olvidado que hoy es transitado por numerosos turistas locales y foráneos.
La belleza del lugar ejerce un gran atractivo para adentrase en él, pero antes, debes conocer su importancia y los valores naturales y culturales que alberga para disfrutarlo, sintiendo el respeto y admiración que se merece.
El día comienza con la llegada al Caserío de Masca. Los dorados y cálidos primeros rayos del sol se abren paso sobre el hermoso valle mientras desciendes por la sinuosa y estrecha carretera que viene desde Santiago del Teide. Una profunda inspiración al admirar el paisaje que se muestra ante ti es augurio de las sensaciones que experimentarás a lo largo del día.
La carretera, que heroicamente discurre por la intrincada orografía del lugar para comunicar los caseríos con las otras poblaciones de la isla, no siempre estuvo ahí, es más, su construcción es relativamente reciente (años 70), cuando el Cabildo de Tenerife se decidió a asfaltar la pista que los propios vecinos habían abierto gracias al dinero que les llegaba de los familiares emigrados. Hasta entonces, este Valle de Masca era un lugar aislado y más bien olvidado.
Llegando al Caserío de Masca no puedes dejar de pensar, ¿cómo se desarrollo la vida de sus pobladores? ¿Cómo llegaron y decidieron quedarse allí?
El pastoreo en trashumancia es lo que llevó a los aborígenes guanches a este lugar, convirtiéndolos en los sus primeros pobladores.
Ellos trazaron las primeras sendas que lo cruzaban, ascendiendo y descendiendo por los escarpes y laderas de los profundos barrancos en busca de los pastos y agua para sus cabras.
Los yacimientos arqueológicos encontrados por la zona indican su asentamiento estable, destacando como elemento aborigen la zona del roque de Tarucho, que custodia el actual Caserío de Masca.
Este roque es considerado como un santuario por los restos de material arqueológico y grabados rupestre encontrados en él. El otro roque que resguarda al caserío del lado del barranco es el roque Catana.
Tras la conquista, el tiempo fue configurando lo que hoy es el Caserío de Masca.
El pastoreo se combinó con la agricultura en bancales, que trataba de aprovechar el poco espacio en las laderas. Papas, trigo, batatas y cebollas junto al queso hecho con la leche de cabra eran los principales productos de una economía local de autoconsumo, obligada por el aislamiento del lugar.
Las veredas y caminos reales de duro tránsito (antiguo «Camino guanche») no favorecían las comunicaciones y, por tanto, el comercio con las otras localidades de la isla.
Esto quedó reflejado también en su arquitectura. Las casas, situadas en los lugares pedregosos, son sencillas, construidas con los materiales de la zona e integradas en el paisaje.

Pero la vida de las gentes de este lugar no fue facil.
El aislamiento y la dependencia del autoconsumo provocó el éxodo de buena parte de los jóvenes en búsqueda de mejores condiciones de vida y nuevas oportunidades. Cuba y Venezuela eran sus principales destinos. Esto llegó a reducir la población a menos de 200 personas años antes de que estuviera la carretera, quedando mayormente la gente mayor con sus cabras y pequeñas parcelas de cultivo.
Durante los últimos treinta años y habiéndose mejorado las comunicaciones, el Caserío de Masca ha ido cambiando su forma de subsistencia incorporándose a su economía el elemento turístico y convirtiéndose en uno de los lugares más frecuentados de Tenerife.
Los paseos por el caserío, la visita al museo y al centro de artesanía o degustar los quesos de las zonas son algunas de las ofertas de este enclave junto, todo hay que decirlo, algunos suvenires y supuestos productos «autóctonos» y oportunistas que nada tienen que ver con este lugar y que esperemos no lo terminen desvirtuando.
Este es el punto de inicio de tu ruta de descenso por el barranco de Masca.
Las nueve y media de la mañana, buena hora para comenzar la ruta. Estás listo, mochila con buena provisión de agua y la comida del día, algo de crema solar y un gorro, bañador y toalla para cuando lleguemos a la playa, y buen calzado (botas) para un camino en constante descenso y de firme irregular. Unos 4,5 km aproximadamente te esperan. Incluso los bastones podrían serte útiles. ¡Ahh! y por supuesto la cámara de fotos.
Al principio del descenso y entorno al caserío, los protagonistas del paisaje son los bancales de cultivo, muchos ya abandonados, la Palmera canaria (Phoenix canariensis) y la invasora e introducida Pitera (Agave sp), enmarcado todo entre las ya impresionantes paredes que encajonan al barranco y atrás, como vigilante, el imponente roque Tarucho.
A medida que desciendes la vegetación que acompaña al barranco va variando en distintos tipos de comunidades, condicionadas entre otras cosas por las variantes climáticas y condiciones del terreno propias de los distintos tramos del barranco. En el siguiente esquema puedes ver como se distribuyen dichas comunidades:
Algunas de las especies que podrás distinguir son:
Cardonal
Tabaibal
Retamar
Vegetación hidrofílica y zarzal
Comunidades rupícolas
Matorral nitrófilo desértico
Balera
El camino sigue unas veces por el centro del cauce y otras se desvía ligeramente hacia los laterales. Verás que el cauce lleva algo de agua. Unas veces más otras menos según la época del año y las lluvias de la temporada.
La cantidad de agua del cauce te puede hacer tener más cuidado en algunos pasos. Del mismo modo, hay que saber que con lluvias no se puede bajar el barranco, y reciente a ellas puede resultar peligroso por la dificultad de algunos pasos y el peligro de resbalar.
Por el camino no dejarás de oír a los pájaros, ya que las aves serán los vertebrados má abundantes de la zona. Algunas de las especies más fáciles de ver y distinguir son el Herrerillo (Parus caeruleus ssp. teneriffae), la Alpispa (Motacilla cinerea ssp. canariensis) y el cernícalo (Falco tinnunculus ssp. canariensis).
Otros habitantes del barranco que puedes encontrarte son el lagarto tizón (Gallotia galloti ssp. eisentrauti), la lisa (Chalcides viridians ssp. viridianus), el perenquén (Tarentola delandii) o la ranita verde (Hyla meridionalis).
Y por supuesto, no dejarán de acompañarte las libélulas o caballitos del diablo cerca de las zonas de agua. Si además te fijas bien, puede que veas alguna que otra llamativa oruga entre las ramas de la tabaiba, y esto es solo una pequeñita parte de la fauna que vive en este entorno.
Uno de los problemas a mencionar es la presencia del gato cimarrón o asilvestrado, depredador no natural de este hábitat que está diezmando las poblaciones de aves y reptiles. De ahí el aviso para no dejarles comida.
Serán muchos los momentos en los que pararse a admirar las impresionantes paredes y el intrincado laberinto de roca por el que discurre el barranco. La brisa fresca sopla a través de él, haciéndote pensar que el mar está a la vuelta, pero para tu sorpresa, otra pared y otra curva del barranco aparecen ante ti.
Los paredones de hasta 400 m de altura te rodean.
Sobrecoge pensar que se formaron hace 7 millones de años. Tanta cantidad de material basáltico hoy erosionado para mostrarnos tal maravilla. Ese mismo tiempo es el que ha tardado en perfilarse la sinuosa silueta de este barranco, mostrando sus paredes los diques y pitones a modo de cicatrices, y las cavidades, grietas y desplomes provocados por el efecto continuado del viento y el agua.
Estos son momentos para pararte y admirarlo con respeto. ¡Es un privilegio poder estar allí y contemplarlo!
Es probable que en algún momento escuches los balidos de las cabras e incluso te encuentres con ellas subidas a los riscos y refugiadas en las cuevas. Algunos rebaños pastan sueltos por las laderas del barranco, zonas de pastos comunes, hasta la época de cría y gestación que es cuando las reúnen en los corrales.
Poco a poco el cauce se va abriendo en achura, vas llegando a la zona de playa del barranco.
La brisa más intensa te trae el aroma al mar, ya está cerca. Te giras y contemplas el camino recorrido, las inmensas paredes que has dejado atrás y que aun se prolongan hasta la salida al mar. Ha merecido la pena, ha sido un privilegio.
La playa se abre entre los farallones, formada una parte por rocas y cantos rodados (callao) y parte por arena negra volcánica. Hay un pequeño embarcadero.
Según dicen algunos, antiguamente fue punto de desembarque de piratas. Puede ser…, pero lo que si es verdad es que hoy es un trasiego de embarcaciones que traen y llevan turistas. No te sorprenda encontrarte antes de pisar la playa con un cartel y un puesto improvisado de venta de tickets abordándote nada más llegar. Su visión ciertamente enturbia un poco el esperado encuentro con el mar.
El baño en las tranquilas y cristalinas aguas recompone después de las 3h y poco de descenso (parando con calma para contemplar y fotografiar). Toca comer y preparase para la siguiente etapa.
La salida del barranco se suele hacer contratando el barco que te recoge y haciendo el recorrido a lo largo del acantilado de Los Gigantes hasta el puerto. Los tickets se suelen comprar antes, en el mismo caserío de Masca, por ejemplo.
Pero sin duda, una forma estupenda de rematar la excursión, si la forma física te lo permite, es hacer la ruta en kayak hasta el puerto de Los Gigantes.
Serán unas dos horas de ruta en kayak, remando por las tranquilas aguas, disfrutando de las vistas del impresionante acantilado, con un descanso a la altura de Barranco Seco para darse un baño.
Las vistas del acantilado son espectaculares. En torno a él podrás ver volando a la gaviota patiamarilla (Larus cachinnans ssp. atlantis), a la pardela cenicienta (Calonectris diomedea ssp. borealis) y con suerte al guincho o águila pescadora (Pandion haliaetus). Sin duda la mejor forma de finalizar este día de excursión.
Nota:
Para la logística, una opción es dejar el coche en Los Gigantes y de ahí coger un taxi hasta Masca (unos 23E y los hay de hasta 8 plazas). Los servicios de «guagua» (autobús) tienen horarios más limitados para organizarse.
Actualmente, el acceso al barranco está limitado diariamente y es necesario reservar plaza con antelación. Se ha regulado ya que la capacidad de carga del barranco había superado ampliamente el límite, haciéndolo no sostenible. De hecho, las aglomeraciones eran frecuentes.
En la web caminobarrancodemasca puedes comprobar la disponibilidad de plazas y realizar tu reserva. Estas vacantes se distribuyen entre los que quieran hacer el descenso por libre y las empresas de Turismo Activo.
¡Espero que te haya gustado y que cuando visites este espectacular lugar que es el Barranco de Masca, lo conozcas un poco más, lo disfrutes y lo respetes!