Inmersión El Peñon, Tenerife

5 Pecios hundidos de Tenerife: historias y vida submarina


Bucear en un pecio siempre genera un atractivo especial. Fondos marinos alterados por un acontecimiento trágico o voluntario, que cuentan una historia, guardan un secreto o un tesoro arqueológico y que el mar envuelve y transforma para generar vida a su alrededor. Historia y vida que quedan unidos en un paisaje submarino. 

 

Las aguas canarias han sido un lugar de paso de numerosas embarcaciones a lo largo de la historia. Su situación estratégica como punto de escala y la actividad pesquera entorno a sus aguas o próximas a ellas ha propiciado el ir y venir de navíos, haciendo frente a sus costas rocosas, con bajas traicioneras y una mar con fuerza y oleaje. Algunos de ellos, por circunstancias de su propia historia, han acabado en estos fondos rocosos. Unos a poca profundidad, pudiéndose llegar a ellos, y otros en las grandes profundidades que rápidamente se alcanzan por la escasa plataforma continental que rodea a las islas. 
Poliqueto (Foto Wolljuergen at the German language via Wikimedia Commons)
En aquellos pecios hundidos cercanos a las costas puedes ser testigo de la capacidad erosiva del mar, mientras la actividad colonizadora y regeneradora de vida tiene lugar. El agua y la sal que contienen, junto a la actividad bacteriana se encargan de oxidar, desgastar, corroer y descomponer los materiales, desde los menos a los más resistentes, a lo largo del tiempo. Mientras tanto, diferentes organismos encuentran en estos pecios una superficie donde fijarse, un refugio donde ocultarse o donde criar, atrayendo a su vez a otros que buscan alimento, siguiendo el orden la cadena alimenticia

 

En estos pecios encontrarán su sitio diferentes organismos sésiles, aquellos Ascidia (Foto Liza Gross [CC-BY-2.5 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.5)], via Wikimedia Commons)que buscan un lugar donde fijarse, como las macroalgas, las espongas, las ascidias, las anémonas, los moluscos o  los poliquetos, junto a los que buscan refugio y alimento como los crustáceos, los equinodermos y los peces.

Erosión y vida van transformando poco a poco el lugar, desdibujando la silueta original del pecio hasta lograr que se confunda con el fondo marino. 

Ahora te dejo con una pequeña muestra de algunos de los pecios que puedes encontrar y explorar en los fondos de la isla de Tenerife y la historia que cuentan:

 

 

El Westburn o Carbonero

 

El Carbonero Westburn (@buceandoenlahistoria)

 

Este pecio hundido desde el año 1916 corresponde a un buque a vapor británico. Sus 100 m de eslora se hundieron a unos 30 m de profundidad frente a la playa de las Gaviotas (próximo a Santa Cruz de Tenerife) como consecuencia de un sabotaje. 

 
El barco había sido capturado por la Marina de Guerra Alemana durante la 1ª Guerra Mundial y para evitar que fuera recuperado por los aliados frente a las costas de Tenerife, fue dinamitado, poniendo las cargas en la parte central del buque, para que se hundiera. 
 
La parte de estribor del barco es casi inexistente y es la zona de la popa la que mejor se conserva. A su alrededor abundan los cardúmenes de diferentes especies de peces y son numerosos los recovecos y refugios donde otros encuentran su lugar. 
 
 

El Condesito

El Condesito

 

 

El Condesito es el nombre de otro buque de vapor, un carguero que transportaba cemento y que quedó hundido en la Punta de Rasca (al Sur de Tenerife) al chocar contra las rocas, en 1973. En ese tiempo aún no existia el faro de Punta de Rasca, construyéndose a posteriori.

 
La eslora de este barco, unos 44 m, se partió en tres, quedando sus restos distribuidos entre los 10 y 20 m de profundidad. La popa es la parte mejor conservada pero inestable, por lo que se desaconseja entrar, y los laterales son los que mejor reflejan el bullicio de vida que se ha congregado a su alrededor. Un buen lugar para ver peces trompeta, barracudas, pulpos, rayas y gusanos de fuego
La hélice se localiza a unos 20 m de profundidad, casi enterrada por completo, y entre la popa y la proa aún se distinguen los sacos de cemento, ahora petrificados. 

 

 

El Coronel

 

 

El Coronel era un barco de pesca (arrastrero) de fabricación rusa que, tras un tiempo abandonado en la dársena pesquera del Puerto de Santa Cruz de Tenerife, fue adquirido y transformado por la empresa «Celso fariña S.L.» con el fin de darle utilidad en otro tipo de trabajos.

 
En el momento de su hundimiento (2003), el barco se encontraba realizando trabajos de medición para la ubicación de un nuevo emisario frente a las costas del Puerto de la Cruz. Una vía de agua fue la causante del hundimiento quedando sus restos a unos 15 m de profundidad.
 
La erosión del mar y las fuertes corrientes lo estan deteriorado rápidamente, borrando casi del todo su presencia. 

 

 

El Peñón

 

Inmersión El Peñon, Tenerife

 

El Peñón fue un veterano remolcador que, tras 49 años faenando en el Puerto de Santa Cruz, se hundió expresamente frente a la costa de Tabaiba, en el 2006, para hacer las funciones de un arrecife artificial

 

El barco se encuentra entre los 15-30 m de profundidad, bien conservado aún y atrayendo poco a poco más vida a su alrededor. 

 

El avión DC-3 

 

En este caso, el pecio del que te hablo no es un barco que se haya encontrado con un temporal y rocas, o hundido  expresamente, sino de un avión. Se trata de un DC-3 de finales de los sesenta que tuvo que hacer frente a la principal particularidad de sobre volar estas islas y tener un problema serio, las montañas y el mar.

El avión de la compañía Spantax salía del Aeropuerto de los Rodeos para realizar su ruta hacia la isla de la Palma cuando, a los tres minutos de vuelo, sufre una avería en la hélice  de su motor izquierdo. Aún sobre volando Tenerife y perdiendo rápidamente altura, el intento de un aterrizaje forzoso en tierra es imposible por el relieve montañoso y la población, y es cuando vislumbran el mar frente a la costa del Sauzal, cuando el piloto ve como única oportunidad realizar un amerizaje. Y así lo hizo, con gran pericia logró amerizar y el avión se mantuvo a flote el tiempo suficiente (10 minutos) para rescatar a los pasajeros y tripulación del vuelo. Todos, menos un pasajero que sufrió un infarto provocado por el ataque de pánico, se salvaron. Esto sucedía en 1966.
 
El avión quedó hundido a unos 34 m de profundidad sobre un fondo de arena y con la parte inferior hacia arriba. Semienterrado por la arena, aún son visibles las alas, motores y trenes de aterrizaje. 
 
Si quieres saber más sobre estos y otros pecios, así como las condiciones para el buceo en los mismos y los clubes de buceo con los que puedes visitarlos, puedes consultar Bucea en la Historia
 
¡Espero que te haya gustado!

 

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